Viendo lo divino en la forma y en su ausencia
8 de julio, 2016
La divinidad es lo no manifiesto, pero el hombre tiene un deseo innato de percibirla en la creación manifestada a su alrededor. Crea Ãdolos, respira fe y le pide a la divinidad estar presente en ese Ãdolo por un tiempo, para poder adorarla, expresarle su amor y jugar con ella. Al final de su plegaria, le pide a la divinidad regresar a su corazón desde donde ella se manifiesta. Asà es en todas las prácticas de puja.
En realidad, no están adorando Ãdolos, sino lo no manifiesto de la divinidad que posee todas las caracterÃsticas divinas. Por lo tanto, los idólatras de Oriente no son los mismos que los de Oriente Medio, como se describe en la Biblia, ya que no adorando a dioses o Ãdolos diferentes sino a la Única divinidad en muchas formas diferentes.
Carecer del conocimiento de una única divinidad es muy diferente a ver lo divino en todas las formas del universo manifiesto. En la tradición oriental, los dioses y diosas son parte de una única divinidad como los diferentes colores de la luz blanca del sol, mientras que en la tradición griega, dioses y diosas son en sà mismas entidades diferentes.
Adorar a Satanás y a entidades diferentes es totalmente distinto de adorar a la divinidad en sus diversas formas. Toda forma pertenece a lo divino. Cuando amas la forma, estás adorando lo divino detrás de la forma. Con este conocimiento, el mismo acto de culto, que es más bien un fenómeno interno, asume una expresión más colorida y vibrante, lo que indica que tanto la forma como su ausencia son lo divino.