La fuerte tendencia a seguir haciendo algo, sea importante o no, se convierte en un obstáculo para la meditación. 'Hacer' se inicia en primer lugar con una intención y luego se traduce en acción. A pesar de que las intenciones nacen del Ser, se convierten en "hacer" y no te permiten sentarte a meditar ¡Todas las intenciones, buenas o malas, importantes o triviales, deben ser entregadas para que la meditación suceda!
Pregunta: ¿Pero querer “eliminar todas las intenciones” no es en sí misma otra intención?
Respuesta: Sí, pero esa intención es necesaria y es la última de todas. Dejar caer una intención no es un acto. Sólo la intención de dejarlas en sí sirve para el propósito. Dejar caer todas las intenciones incluso por un momento te conecta contigo mismo, y en esa instancia la meditación sucede.
Cuando te sientas a meditar, hay que dejar que el mundo sea como es. La repetición de la meditación es habituar a tu sistema a parar, y comenzar la actividad con la voluntad. La capacidad de hacerlo consciente es una habilidad muy valiosa.