Sabiduría para lidiar con
las malas compañías

Por Beatriz Goyoaga, directora de El Arte de Vivir en Argentina


Las amistades y personas que te hacen perder el equilibrio, tu tranquilidad y el camino del crecimiento, esas que no te permiten aprender de tu propia experiencia (sino de la suya), no son buenas compañías. Podés galopar sobre ese caballo de malas compañías creyendo que la vida es así... Podés vivir aun mucho tiempo sin darte cuenta del verdadero valor de la vida: ellos o ellas te distraen.

Estas compañías e influencias son uno de los motivos por los cuales la gente comete el mismo error una y otra vez. Después, cuando ya lo cometiste, quedás completamente abatido y deprimido por largo tiempo. Un ejemplo pueden ser las drogas. Lo peor es que muchos ni siquiera saben que son desdichados.

No hay duda de que una persona con este ritmo, viviendo en la vorágine de la vida a mil por hora, estresado y ciego, es desdichada y también amarga a todos los que la rodean. Esa es una mala compañía. Los que se olvidan de sí mismos. Se les borra la memoria de saber quiénes son, qué son, qué es lo que quieren o por qué están aquí, ni tampoco saben hacia dónde se encaminan. No tienen idea de quiénes fueron, ni cómo fueron.

La mayoría de los adultos se olvidan de que en algún momento fueron adolescentes y que ellos también tuvieron problemas como adolescentes. Y cuando tienen hijos piensan que sus hijos no están haciendo bien las cosas. Infinidad de adultos sienten que sus hijos no los escuchan y se olvidan de que ellos tampoco escucharon a sus padres en algún momento de sus vidas.

Cuando llega la desilusión perdés tu memoria, perdés el conocimiento de quién verdaderamente sos.

El intelecto se nubla con la sobreactividad y muchas otras malas costumbres y, cuando el intelecto está nublado, no está claro y no es agudo, todo parece estar mal. Es el intelecto el que dice “esto es bueno, esto no es bueno; esto está bien, esto no está bien”. Pero con el intelecto nublado no podés ver.

Todos los placeres que te traen gusto a corto plazo y desdicha a largo plazo no son buenos. Lo que te trae dicha a largo plazo y quizás te cuesta a corto plazo es bueno. Esta debería ser la definición de lo bueno y de lo malo para vos. Preguntate: “Esto que hago o voy a hacer, ¿me traerá placer ahora o después?”.

Las situaciones que te cuestan pero a la larga son buenas:

- La dieta

- Salir a correr

- Ponerte a estudiar

- Hacer ejercicio

- Hacer tus prácticas para la mente

- Meditar

Las situaciones que te prometen felicidad pero no son buenas:

- La tercera copa

- Las drogas

- Romper la dieta

- Sólo una pitada de cigarrillo

- Otro heladito más

- No salir de la cama

Lo bueno te da placer y dicha a largo plazo pero, en muchos casos, te cuesta al comienzo, como salir a correr, estudiar, hacer dieta, hacer las prácticas y tu Sudarshan Kriya (técnica de respiración que se aprende en el curso Happiness Program). Al principio te cuesta, pero luego cosechás resultados por mucho tiempo.

Los problemas y las cosas malas son las que te traen problemas a largo plazo y dicha de corto plazo, como las drogas o ¡la tercera copa!

Es el intelecto el que decide lo que es bueno o lo que no es bueno; y cuando el intelecto desaparece, todo se pierde. Cuando tu poder de discernimiento desaparece, te sentís totalmente perdido.

Muchos presos que han delinquido me dicen que, en el fragor del momento, perdieron su intelecto y actuaron mal y después lo perdieron todo. La delincuencia ocurre cuando el intelecto, ese poder de discernir, se pierde; y muchos lo pierden a causa de las malas compañías. En la mayoría de los casos es por este motivo que la masa crea violencia en una manifestación, se dejan llevar y sus intelectos no disciernen. Por esto, deberías poner de lado las malas compañías.

En El Arte de Vivir yo aprendí que las buenas compañías son las que te alegran, te elevan y te levantan, son las que te traen una agradable actitud y un agradable sentimiento, te permiten ser vos mismo y discernir. Las prácticas de meditación me ayudaron mucho a poder ver entre unos y otros, que antes no veía.

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