Tips sencillos
Inhalá al iniciar la postura.
Respirá por la nariz en forma normal al mantenerla.
Exhalá al desarmar la pose.
En todo momento, tomá conciencia del cuerpo y la respiración.
Las posturas de yoga, conocidas como asanas, son ejercicios que procuran conectar el cuerpo con la mente a través de la respiración consciente. El sabio Patanjali, que consolidó el conocimiento del yoga en el antiguo texto Yoga Sutras de Patanjali, define a la postura como estable y a la vez confortable. No se trata de imitar una posición determinada, sino de conseguir el equilibrio y la concentración en ese punto.
Para lograr ese balance durante la práctica, es importante hacer hincapié en el comienzo de la pose y en el cierre.
Un buen inicio determina el resto. Comenzar el asana de forma correcta aumenta las posibilidades de fluir por más tiempo durante la misma. Todo lo que se necesita es tomar las asanas con conciencia y precaución, pues no todos los cuerpos son iguales y es conveniente evitar movimientos bruscos.
Una vez en la postura correcta, llevá la atención a los patrones de respiración. ¿La respiración es forzada o relajada? Mantené la conciencia en el estado de tu mente. Esto trae armonía entre el cuerpo, la mente y la respiración.
Los Yoga Sutras de Patanjali hacen foco en relajarse durante la postura, dejarse ir. El yoga no debería ser una lucha o esfuerzo desmesurado. Es recomendable pasar de la idea de hacer la pose “perfectamente” para hacerla "correctamente". Un poco de atención a la respiración y una leve sonrisa son de gran ayuda.
Así como entrar correctamente en la postura es importante, salir de la misma también lo es. Se requiere igual estado de alerta, coordinando cada movimiento con la respiración de manera gentil.
La entrada en calor antes de practicar yoga es tan esencial como la relajación posterior. La sesión podría terminar con Yoga Nidra o con una meditación, pues la mente tiende a entrar con mayor facilidad en ese estado de descanso profundo.
